Colegio de la Providencia

PERFIL DEL COLEGIO
Objetivo institucional
Formar una comunidad compuesta por personas que con un desarrollo íntegro, armónico y original y teniendo a Cristo como modelo, colaboren con la obra creadora de Dios y promuevan su Reino.

IDENTIDAD DEL COLEGIO
El Colegio de la Providencia, Tesoros de la Providencia y el Jardín de Infantes Doña Luna, iluminados por los valores de Jesucristo, con excelencia académica en las distintas áreas de castellano, inglés, arte y deportes, pretenden evangelizar la cultura. Las dos características fundamentales de su identidad son:
• La valoración de la persona, principalmente el alumno, también docentes y padres como centro de la educación.
• Su entorno físico, ya que los niños aprenden en contacto con la naturaleza donde se evidencia la mano providente de Dios que imprime orden en toda su creación.

PRINCIPIOS BÁSICOS
¿Qué es el hombre?
Afirmamos que el hombre es persona, una unidad de cuerpo y alma inmortal, es un ser único e irrepetible dotado de inteligencia y voluntad libre. El hombre es un ser social. Capaz de optar entre diferentes medios y fines que si están ordenados al bien, potencializan y perfeccionan su persona. El despliegue y perfección de nuestras capacidades alcanzan mayor plenitud en vinculación a otros (familia, colegio, patria).
El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, caído, pero redimido por Cristo. En esto radica su dignidad, en que es capaz de conocer, amar y servir a Dios en la Tierra para luego gozarlo en el Cielo. Para vivir la plenitud de esta
vocación de ser hijos de Dios, personalidades íntegras y maduras, necesita de la gracia, que es la misma vida de Dios en nosotros recibida en el Bautismo. Este hombre todo entero, con todas sus facultades del cuerpo, del alma y del
desarrollo de la gracia es el sujeto de la educación.

Noción de Educación
Entendemos por educación el desarrollo y perfeccionamiento de las potencialidades de la persona humana, en vistas a realizar el proyecto de vida propio. Según su raíz etimológica, la palabra educar proviene del latín “educere” que
significa: hacer crecer, extraer, sacar a la luz lo que está dentro y oculto. Este desarrollo consiste en ir actualizando las potencialidades desde dentro, a través de la formación de hábitos de conducta, científicos, artísticos, deportivos,
religiosos.

Educación integral: pretende explicar la unicidad de la persona y la intención de un proyecto educativo dirigido a la promoción total de la persona. Si bien distinguimos en él sus distintas dimensiones (física – espiritual afectiva – religiosa), cuando actúa es todo uno. Si bien el alma es la que da vida al hombre, ésta no se da y actúa sino con y en un cuerpo. Una educación armónica busca que se desarrollen según la finalidad de su naturaleza en forma ordenada todas sus capacidades. Apunta a educar las potencias del alma en unión a las potencias sensibles, las que por ser inferiores se ordenan y son dirigidas por las primeras. Educación personalizada: Cicerón decía que “para cada uno lo suyo es lo mejor”. El desafío es que a partir de una visión integral sean actualizadas las
potencias propias de cada uno. Educar en vistas a que cada alumno pueda hacer la experiencia de su propia
dignidad.

Contribuir a “liberarlo”, es decir, a hacer que sea lo que él está destinado a ser, desde su femineidad o masculinidad. Respetando la originalidad y tiempo de maduración de cada sexo y favoreciendo su compenetración.